

Las transformaciones sociales producidas en la última década del pasado siglo, principalmente después de la caída del Muro de Berlín, significaron la entrada de nuevos paradigmas en la geopolítica mundial.
Si antes el mundo bipolar existente se orientaba a la confrontación “ideológica”, con dos actores (URSS y EEUU), que pugnaban por la extensión y consolidación del dominio planetario, después de 1989 (caída el Muro de Berlín), surgieron, o más bien se abrieron, nuevas aristas del complejo poliedro en el que está conformada la llamada “sociedad global”.
En efecto, la globalización con los nuevos flujos económicos y migratorios ha propiciado la aparición de nuevas realidades sociales fruto de la diversidad cultural/civilizatoria existente.